Estábamos acostados
desnudos e iguales como las mitades de una naranja
hasta que la tarde
oscureció por tu voz.
Las aguas pueden ser lloradas,
las piedras no: por eso vuelvo a Jerusalem.
‘¡Extrañaré!’ dijiste.
¿Quién te habrá enseñado a pronunciar
una palabra tan grosera.
Israel, ha sido siempre y para siempre y por siempre, uno de los lugares que mayor magnetismo ejerce sobre esta curiosa e inquieta amante de las mariposas azules (desconozco por qué lo saben por ahí), os invito a descubrirnos juntos paseando por sus calles.(Clic sobre la imagen)
Tal vez sea este día, tal vez...
Y DESPUÉS DE TODO AQUELLO, LA LLUVIA.
Y después de todo aquello, la lluvia.
Cuando ya sabíamos leer en el libro de la permanencia
y en el libro de la separación,
cuando ya conocían nuestros cabellos todos los vientos
y nuestras dulces horas, libres,
corren entrenadas por todas partes
en el estadio del tiempo.
Y después de todo aquello, la lluvia.
Un mar grande y salado
viene a nosotros, tartamudeando
con dulces y pesadas gotas.
Y después de todo aquello, la lluvia.
Mira, también nosotros, como ella,
llovemos juntos
a la que nos recibe y no recuerda,
a la tierra primaveral…
La dedicatoria está escondida entre sus versos, si eres la persona destinataria sabrás encontrarte en ella. Sed, o no sed pero bebed agua, es bueno para la hidratación de...
1 comentario:
Me refería a que saben por ahí que me gustan las mariposas azules por si no quedó lo suficientemente claro. Buenas tardes, itos e ita.
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