viernes, 11 de junio de 2010

De ciertas realidades

 Viñeta: Mingote

Me llamo Marta y soy alumna de 1º de ESO.

La semana pasada nos trajeron un montón de ordenadores, para todos menos para el profesor. Nos pusimos muy contentos porque pensamos que también nos pondrían aire acondicionado, en verano (nos morimos de calor) y que traerían una pizarra nueva, sin reflejos y en la que se pueda escribir sin que la tiza resbale, sillas y mesas nuevas adecuadas nuestra estatura, estanterías y una taquilla para nuestras cosas; pero no, sólo trajeron ordenadores. Y sin lupa porque son muy pequeños, pero
eso da igual.

Por lo menos nos lo han regalado enterito, porque mi primo de Ripollet dice que mis tíos han han tenido que pagar la mitad del portátil, por eso de ser catalanes. Esto no lo entiendo muy bien.

El primer día no hicimos nada con ellos porque tiene un sistema que es diferente al que tenemos en casa, un tal Linux, y que el maestro no conoce.

En realidad no sabe nada de informática. Dijo que ya miraría algo, pero María, otra empollona, le contestó que ella podía enseñarle, pues en su casa tiene un ordenador y sabe manejarlo. Todos nos reímos, pero el profe, no.

El profe también dijo que eran para nosotros y que nos los podíamos llevar a casa. Yo cogí el mío y lo guardé en la mochila, pero a mi amiga Mati se le cayó y se le rompió todo -el profe le hizo una foto-. A Luis se lo robaron unos gamberros mientras volvía a casa y a Santi se lo rompió Mateo, el niño que nos pega a todos.

En clase los que más usan el ordenador son Toni y Andrés. Son dos niños un poco retrasados y que antes sólo molestaban. Ahora con el portátil les ponen una película de dibujos y están más callados.

Ayer nos explicaron cómo sacar información de internet y nos mandaron deberes para buscar en casa. Mi papá, que ahora no trabaja, dice que no tenemos dinero para internet, por eso no he podido hacer los deberes esta semana y ya me han regañado en el cole. Por eso, además de los libros y cuadernos, también cargo con el ordenador. Ahora ya no uso mochila sino el troler de mamá de cuando podíamos ir de finde o de viaje

A mi hermano mayor también le van a dar uno y él está muy contento pues dice que podrá colgar fotos y chatear con las chicas. También me ha dicho que, a partir de ahora, no tendrá que fijarse en las faltas de ortografía pues el ordenador las corrige automáticamente.

Es maravilloso, también, porque antes las clases eran pesadas y largas y ahora duran 10 minutos o menos. A muchos compañeros no les funciona; otros les tarda tanto en ponerse en marcha que para cuando lo consigue suena el timbre de salida.

Y sin olvidar que los electricistas nos dejaron tres días en el patio poniendo enchufes porque la batería no dura nada y nos hacemos un lío de cables en la clase que podemos jugar al enredos.

Como las cosas que trae el profe no se pueden abrir, dice que pondrá las notas según le demos más o menos la lata y según el tiempo que tardemos en abrir el invento.

Se acabó estudiar, la calculadora y las reglas. Y sacar punta, tener buena letra y tener un cuaderno de diez. Es fantástico. Pobrecillos los que aún están en primaria porque los veo muy estresados.

Yo me paso la mañana con el Google Earth. Ya me lo sé de memoria y no tengo otra cosa que hacer.

En matemáticas, es lo mejor: sólo tienes que elegir entre tres respuestas y además te dan otras tres oportunidades.

Y si en lengua no te sale algo, lo buscas en internet y ya está.

Finalmente todos sacaremos sobresaliente porque leer ya sabemos, pero vamos a aprender a comprender. El profe dice que es una competencia básica.

Es genial.

Marta

2 comentarios:

Noly dijo...

Una forma de ver que por muchas técnologia si no preparas a profesores y alumnos poco puedes hacer.
Siguen faltando más horas de clase y menos tonterias.

MP dijo...

De una vez por todas debería consensuarse por parte de los partidos políticos una Ley Orgánica para la Educación que sobreviviera a la alternancia en el poder, que valore el esfuerzo de los alumnos, potencie la dignidad y la autoridad de los profesores.

Un saludo Noly