sábado, 6 de junio de 2009

MORTAL Y ROSA

Mortal y rosa está considerada una de las obras maestras de la segunda mitad del siglo XX. Francisco Umbral nos presenta una sobrecogedora y tierna elegía de la infancia, evoca la muerte de su hijo. Desde la inhóspita revelación de la pérdida, el escritor construye un largo monólogo en que la muerte de su hijo actúa como la coartada maravillosa que convierte su pesadilla humana en una fuerza catártica y liberadora.

Como botón de muestra os traigo a la terracita un pasaje de esta bella obra cargada de emoción sobre la importancia del lenguaje en el desarrollo del niño, del hombre. Disfrutad de la lectura.

Las letras, el alfabeto, la escala de las

vocales, el niño, a la sombra de la madre,

pájaro ligero por el árbol de la gramática.

Salta, va, viene, se equivoca de rama, vuelve

a saltar, dice la a, la e, ríe con la i, se asusta

con la u, vive.


Por ahí empieza la historia, hijo, empieza

la cultura, el mundo de los hombres, ese

juego largo que hemos inventado para apla-

zar la muerte. Las letras, insectos simpáticos

y tenaces, juegan contigo como hormigas

difíciles. Éstas empezando a pulsar la le-

tras, las teclas de un piano que resuena en

cinco o diez mil años de historia.


Cada letra tiene un eco de lenguajes pa-

sados, de idiomas milenarios, que tú des-

piertas inocentemente, como cantando den-

tro de una catacumba. Eres paleontólogo

ingenuo de nuestro mundo de jeroglíficos.

Somos tus antepasados remotos, esfinges

Egipcias, dioses griegos, estatuas etruscas,

dialectos nubios. Me siento ─ay─ más

del lado de la Antigüedad que del lado de

tu vida reciente. Se me incorpora una cul-

tura de siglos que contempla impávida, fó-

sil, tu pajareo alegre por sobre las losas del

pasado. Cada letra es una losa que pisas,

cada palabra es tu tumba. Estás jugando

en el cementerio, como los niños de aquella

película, porque las palabras son cadáveres,

enterramientos, embalsamamientos de cosas.

Tú, que eres todavía el reino fresco de las

cosas, te internas ahora, sin saberlo, en el

reino sombrío de las palabras, de los signos.

Pero los signos y las palabras, para ti,

también son cosas, porque estás saludable

de realidad, y juegas con las letras como con

insectos o guijarros. No sé si vale la pena

arrancarte del mundo de las cosas. No sé si

vas a perdurar en el mundo de las ideas ni

en ningún mundo, hijo, pero asisto, dolori-

do y consternado, a ese cruce de fronteras,

a esa confluencia de atrios que atraviesas

alegremente, de la mano de la madre.


Vienes del pájaro y vas a la catacumba.

vienes de la hortaliza y vas al concepto. No

sabes, hijo, cuánto cuesta, luego, volver a

reconquistar las cosas, que el idioma sea

otra vez voluptuosidad, descubrimiento,

fruta, y no diccionario. Es un largo camino

de vuelta el que inicias ahora. ¿Vas a tener

tiempo de recorrerlo?


Quisiera hacer yo contigo ese camino,

hijo. No podremos ni tú ni yo, seguramen-

te. No vamos a sobrevivir ninguno de los

dos, quizá; tú por prematuro y yo por tar-

dío. Me alegra, me entristece, me duele, me

desconcierta verte jugar con fuego, con el

fuego apagado y triste de las palabras, que

en tus manos y en tu voz vuelve a ser res-

plandor, llama, alegría, quemazón, locura,

canto.


Mi a no es tu a. Mi a es lúgubre y sabia.

tu a es una nota de luz en tu paladar, en el

paladar claro del mundo. Qué juego de lu-

ces y sombras. A veces el idioma se cierne

sobre ti y me asusto. A veces echas tú sobre

él un desconcierto alegre de juego. Qué

miedo, qué alegría, qué susto, qué tristeza,

verte aprender las letras.

Francisco Umbral.

Yo le robé a Salinas, a quien entonces leía mucho, estos

dos endecasílabos esenciales para titular un libro crucial,

Mortal y rosa.

“Esta corporeidad mortal y rosa / donde el amor inventa su infinito”.

2 comentarios:

William Hamleigh dijo...

MP ya puse tanto como polémica y la de cine ya pondré otra que no me causa tanta efusividad. Por cierto echan Pulp Fiction en Cuatro, así la recordarías, que fantástico film.

PS: Me llamo Mulo y hablando no podrás salvar tu culo (i´m sorry).

MP dijo...

Gracias por el apunte. Se me pasó. Un saludo.