jueves, 25 de junio de 2009

Oda al vino

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VINO color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encara colado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
El vino
mueve la primavera,
crece como una planta la alegría,
caen muros,
peñascos,
se cierran los abismos,
nace el canto.
Oh tú, jarra de vino, en el desierto
con la sabrosa que amo,
dijo el viejo poeta.
Que el cántaro de vino
al beso del amor sume su beso.

Amor mío, de pronto
tu cadera
es la curva colmada
de la copa,
tu pecho es el racimo,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
tu ombligo sello puro
estampado en tu vientre de vasija,
y tu amor la cascada
de vino inextinguible,
la claridad que cae en mis sentidos,
el esplendor terrestre de la vida.

Pero no sólo amor,
beso quemante
o corazón quemado
eres, vino de vida,
sino
amistad de los seres, transparencia,
coro de disciplina,
abundancia de flores.
Amo sobre una mesa,
cuando se habla,
la luz de una botella
de inteligente vino.
Que lo beban,
que recuerden en cada
gota de oro
o copa de topacio
o cuchara de púrpura
que trabajó el otoño
hasta llenar de vino las vasijas
y aprenda el hombre oscuro,
en el ceremonial de su negocio,
a recordar la tierra y sus deberes,
a propagar el cántico del fruto.

                               Pablo Neruda

3 comentarios:

MAR dijo...

Últimamente relaciono más de lo normal lo que leo con experiencias vividas este poema me ha recordado una experiencia y quiero compartirla con vosotros, me voy a remontar a dos décadas atrás , ufff que puñados de vivencias acumuladas, en aquel entonces tome la nefasta decisión de compaginar los estudios con el trabajo y con todo esto llego mi primer sueldo, compre regalos y compartí con los míos parte de la nomina y con mi mejor amiga me fui a cenar a un buen restaurante y a la hora de pedir la cena le pedimos al camarero que nos recomendara un buen vino, él nos recomendó uno y al ver el precio me que falto la respiración, jamás pensé en gastar eso en un vino unas 4.000 pesetas, de las de antes, jajá jajá pero nos tomamos aquel vino saboreando gota a gota intentando recordar por películas como se olía como se saboreaba vamos todo un acontecimiento salí de aquel restaurante sin un duro, pero más feliz que unas pascuas.
Por años siempre que teníamos que celebrar mi amiga y yo íbamos a ese restaurante y pedíamos nuestro vino era como un ritual tomarlo era señal de algo bueno pero un día que fui al supermercado me pare en los vinos y ví nuestro vino, volteé la etiqueta y plaff, 250 pesetas , mi gozo en un pozo, me sigue gustando el vino pero ahora me lo compro y me lo tomo en casa y no he vuelto a pisar el restaurante pero la sensación al tomar aquel vino casi prohibido sólo permitido en ciertas ocasiones desapareció y he de reconocer que aquel encanto también.

MP dijo...

Gracias, Mar, por compartir tu botellita de vino con la terracita. No estuvo mal la guasa anda que... Eso suele pasar más de lo que pensamos,siempre hay algún listo que te intenta dar gato por liebre. Y ya que estoy con el refranero que algunas veces el tito es sabio de cuidadín os dejo uno sobre aquellos que aman en demasía el pimple: "Bienaventurados los borrachos porque ellos veran a Dios doblemente."

MAR dijo...

Hilando el tema os dejo una poesia, de Dana Andrews:
“Es la historia de un bebedor ya deshecho
A fuerza de pensar y brindar por ella
Cambió su adicción por la de la botella
Pero el desamor siguió estando al acecho

Bebió por todo aquéllo que había hecho
Apuró sus pecados bajo una estrella
Enturbió su visión por no ver a “bella”
La bestia amenazaba arriba en el techo

Cerró los bares después de haber soñado
Se tambaleó por los falsos acuerdos
La luna revivió su sueño dorado

En la madrugada los locos son cuerdos
Probó a cruzar la calle hacia el otro lado
Pero allí acechaban miles de recuerdos”

Pues ahora que esta amaneciendo no he bebido pero empiezo a ver doble, besos.